sábado, 10 de octubre de 2009

algunas cosas sobre Salamanca (1)

En Salamanca hay una rana. Es una rana que si la ves vuelves a la ciudad, o te sonríe la suerte o puede que ambas cosas.
Es una rana un poco cabrona, tiene los contornos difuminados y más que una rama parece un pegote. Pero hemos quedado en que era una rana, mucha gente de aquí y de otros sitios y otros siglos sostienen que es una rana, no nos vamos a enfadar ahora por eso, aquí hemos venido a comer tapas y decir que la ciudad es bonita.
A los chavales aquí los llaman mozos, sobre todo a los buenos, los buenos chavales son buenos mozos. Los malos creo que no, al menos no tanto, lo de “que mal mozo eres” no suena.
Me estoy alejando de la rana. El asunto es fácil: la rana está en una fachada importante, uno tiene que ponerse debajo y mirar hacia arriba. Si la ves, entonces lo dices: He visto la rana, dices. La gente se alegra. Somos así. Tenemos estas cosas. Los niños diciendo “he visto la rana” tienen su encanto, los adultos ya es otra cosa. No voy a decir dónde está situada la rana en la fachada, dónde hay que mirar para verla, porque no quiero morir asesinado en la plaza Mayor por un grupo de tuneros escandalizados.
La tuna es un fenómeno inexplicable y bastante más visible que el de la rana. En Salamanca, a ciertas horas y lugares, están. Son adultos con mayas que persiguen mujeres mientras cantan. Es una definición reduccionista y lo sé. Cantan Clavelitos. Cantan canciones de autocar o de despedida de soltero, clásicos de los grandes momentos de estupidez masiva. Tocan la guitarra mientras corren, todos a la vez. Como una desbandada de palomas con guitarra. Tienen esa forma de tocar sin dejar de moverse que le transforma a uno el instrumento en juguete, un poco como las volteretas de la guitarra de Peret. Esto resta seriedad, para que nos vamos a engañar. Para que nos entendamos: un tipo tocando la guitarra de pie, con una pierna apoyada en una silla de mimbre, con una cara de concentración que varía en función de la intensidad de la nota, infunde respeto. Enseguida piensas que ese hombre sabe algo que tú no, comprende algo que tú no, tiene algo que tú no tienes. Un tipo en mayas corriendo detrás de una mujer con una guitarra a cuentas es algo distinto.
En la plaza mayor de Salamanca se toma chocolate con churros y se dice que la plaza es bonita.

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